El cine de Michelangelo Antonioni como plasmación en la gran pantalla de la atmósfera dechirichiana
- Naomi Díez Rodríguez
- 14 oct 2019
- 3 Min. de lectura
El ejemplo del quartiere dell EUR como escenario ‘dechirichiano’ en la película L’Eclisse

La arquitectura tratada se traslada al mundo cinematográfico de mano del cineasta italiano Michalangelo Antonioni, en cuyas películas como L’Avventura, La Notte o L’Eclisse, al igual que De Chirico, traslada al espectador a un mundo silencioso aprisionado por la soledad, la inquietud y el desasosiego gracias a las construcciones arquitectónicas donde sitúa a los personajes.
Antonioni utiliza las arquitecturas de la ciudad para transmitir, sobre todo en L’Eclisse a través del quartiere dell’EUR, una Roma nunca vista, ya que muestra una arquitectura que a excepción de los romanos que la ven todos los días, al espectador le parecen extrañas e irreales, como en un mundo de fantasía y ciencia ficción. Es la Roma industrial, una nueva Roma que pasa del clasicismo a la modernidad, de los turistas a la soledad y de la piedra al hormigón.
Para Antonioni la representación del ánimo de sus personajes es muy importante, cuya soledad la transmite a través del escenario, un barrio con carreteras desiertas solamente rodeadas de construcciones que nos producen la visión de una ciudad que no parece existir y que incluso en ocasiones llega a parecer otro planeta gracias a construcciones como Il fungo, que muchas veces atrapan a la mujer, en un sentido Romántico alemán que también había influido a Chirico.
“Michelangelo Antonioni, el pintor del cine, retrató entornos puramente artificiales, declaradamente antinaturalistas, fantasmagóricos, donde sus personajes deambulaban como huidizas figuras de la ausencia. Y cuya potencia de las imágenes —los actores vestidos de oscuro paseando como fantasmas solitarios en la isla de piedra blanca— consagraron al director” (Rocca, 2007).
Es decir, Antonioni utiliza la arquitectura del entorno de los personajes para resaltar introspectivos estados de ánimo (Quiñones, 2018) pero también el propio director de cine italiano crea sus construcciones para el film, como podemos ver al inicio de la película (minuto 3:02) [Figura 28] cuando Monica Vitti mueve las figuras en el interior de un marco que decora el salón, creando un conjunto de bodegón metafísico donde las figuras tiene formas futuristas, o en el minuto 1:35:09 de, donde una mezcla de ladrillos, piedras y pallets crean una nueva ciudad [Figura 29]. De esta manera nos remite de nuevo a esa atmósfera surrealista e incluso futurista en la que los personajes recorren sus calles desiertas y silenciosas como si no fuera la Roma de los años 60, sino el escenario de un apocalipsis, que como nos desvela el final de la película, podría llegar a suceder con la bomba atómica. Lo que intenta explicar Antonioni con esto es la decadencia del hombre que debido a su codicia, frialdad e insensibilidad, terminará con el mundo, y para ello integra a estos personajes en una ciudad apocalíptica en la que, como sucede en el minuto 1:29:30, solamente se distinguen dos figuras pequeñas entre toda la arquitectura del EUR de la misma manera que sucedía en las obras de Giorgio de Chirico, artista que también está muy presente, no sólo en la arquitectura, con edificios como el Palazzo della Cilviltà Italiana o el plano donde aparece la Chiesa di viale della scultura [Figura 30], dispuesta en una plaza claramente relacionada con las pinturas de De Chirico (min. 8:32), sino también en la pintura y la escultura que se puede ver en la casa de Vittoria, donde aparece un cuadro con representaciones de casas muy similares al Palazzo o al cementerio de San Cataldo (min. 3:45) [Figura 31] y un busto (min 10:30) [Figura 32] con clara relación a obras como Il canto d’amore o Malinconia ermetica [Figura 33].
Sin embargo, estas escenas solitarias contrastan mucho con las rodadas en el centro histórico de Roma - en sus calles y en la Banca - donde el ritmo es frenético. Antonioni critica la nueva era y a la nueva sociedad donde prima la superficialidad (Poz, 2017) y donde sus habitantes ponen más pasión alrededor del dinero que en su propia vida. Este pensamiento crítico hacia la modernidad y la decadencia de la sociedad también se podría poner en relación con el de Giorgio de Chirico, que como vimos, prefiere lo clásico a lo contemporáneo, que para él no tiene sentido.
Por tanto, no podemos hablar de arquitectura metafísica, pero sí se puede ver claramente a través del trabajo como hay una clara influencia de la metafísica, concretamente de las obras metafísicas de Giorgio de Chirico, por lo que todas las arquitecturas citadas tienen su esencia. Es decir, vemos a De Chirico como el conductor de la visión metafísica italiana en todas las artes del país, de la pintura, pasando por la escultura, a la arquitectura e incluso el cine.
IMÁGENES

Comentarios